Exceso de celo

Publicado el 03/02/2016 en Camino (374)

He llegado al aeropuerto con la suficiente antelación como para aburrirme unas cuantas veces. El caso es que tampoco me importa especialmente, siempre encuentro algo para pasar el tiempo y hoy puede ser un momento perfecto para hacer una recapitulación.

Tras doce días en Guatemala creo que he actuado normalmente pero si encuentro un poco más en mis adentros mi comportamiento ha cumplido ese titular de “Exceso de celo”, solo que lo he dignificado con un toque de naturalidad y saber estar.

Es cierto que la seguridad era una tarea pendiente que la aprendí en el primer momento nada más bajar del taxi y en los primeros pasos. Digo pasos porque a la primera de cambio me encontré con una arqueta sin tapa, cinco metros más adelante otra “tente mientras cobro” y en esa situación uno arqueaba su columna para poder observar perfectamente el terreno que pisaba.

Con esa postura inclinada era un toque de humilldad y de saber que los problemas podrían venir más de mis paseos que de un hecho ilícito. Cruzar una acera es algo san sencillo que no lo sabemos apreciar, pero en este país es un detalle importante para un foráneo, puesto que las alturas de los peldaños en las calles variaban a cada paso y aparecían junto a rampas sin ningún tipo de indicación.

Esto ya es un hecho típicamente turístico en las ciudades históricas, pasear por los cascos urbanos es propio para un calzado fuerte porque todo es adoquinado o con canto rodado así que los tobillos hay que cuidarlos, es solamente un comentario porque no entendería Antigua y muchas más ciudades cubiertas de asfalto.

Otra nota que me viene a la cabeza son los “túmulos” la pesadilla de cualquier conductor y más cuando recorre carreteras desconocidas. ¿Qué es un túmulo? En España no se como los llamamos, “topes” “ralentizadores” quizás. El caso es que aparecen en cualquier sitio, desde una autopista a una carretera vecinal, pasando por comarcales y nacionales.

Su función es evidente, que el conductor reduzca la velocidad a 0 kilometros por hora sino quiere perder los bajos del vehículo. Entiendo que es un norma de seguridad porque si me da por pensar mal, es la mejor manera de que hagan negocio los negocios de llantas, por los pinchazos (dudaban) que no hubiese tenido alguno en estos pocos días.

Otro negocio es el de los amortiguadores, porque las revisiones aquí hay que tomarselas en serio si no se quiere topar la cabeza contra el techo en uno de ellos por falta de suspensión.

Y por fin viene el concepto más importante, ante tanto “inconveniente” el negocio más boyante es el de los todo terreno o los cuatro por cuatro para saltarse de forma más sencilla y sin problemas “de bajos” todas las carreteras del país.

Como anécdota curiosa aquí el que puede para evitar tantos problemas de transito usa otro medio de transporte como es el “Helicóptero”, perfecto para las distancias del territorio y porque me sorprendió tanto los que he visto sobrevolando las montañas como los hangares del aeropuerto repletos de estos aparatos para “gente con posibles”

¡Sencillamente ponga un “Helicóptero” en su vida!

HASTA PRONTO

Publicado por Gotas de Rocío el 03/02/2016 | Comentarios (0)

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